Hola ^.^ bueno es que me aburría en casa a sí que decidí seguir con el fic.
Repito de nuevo: no es mío es de una amiga que me pidió que lo subiera
Cap. 2
Unas horas después, unas calles más allá, un despertador rojo sonaba estruendosamente en una habitación pequeña. Por debajo de revoltijo de mantas negras y amarillas asomó una mano que se estiró para poder apagar el despertador y cesar el estruendo. La mano volvió a introducirse en las mantas para luego apartarlas y dejar al descubierto una pálida y despeinada chica. Ésta se quitó las legañas y miró hacia arriba, que era la litera que ambas compartían. Al darse cuenta de que su compañera de habitación no daba señales de haberse despertado, estiró una pierna y comenzó a pegar en el colchón y la madrea mientras gritaba:
- ¡Eh, eh! ¡Arriba! ¡Bambi! ¡Arriba!
Como su amiga no respondía decidió poner en práctica su plan B. muy sigilosamente se levantó de la cama y comenzó a buscar el pie de Bambi, al final lo encontró. Con mucho cuidado cogió el pequeño pie y comenzó a hacerle cosquillas, por debajo de las mantas color rojo la chica comenzó a revolverse mientras de sus labios escapaban risas nerviosas, maldiciones e insultos.
- ¡Oh, Apple! ¡Basta ya!- dijo poniéndose de rodillas en su cana mientras Apple se agarraba el estomago que le dolía a causa de la risa -¿Por qué te comportas como una niña?- dijo tirándole una almohada, que le dio en la cabeza, la otra chica la cogió y enfadada le dijo:
-¡por qué tengo 17 años! ¡tengo que conservar lo que me queda de niña! Además has sido tú la que acaba de tirarme el cojín- término su perorata inflando sus papos colorados. Bambi no puedo hacer otra cosa que reírse, estaba muy cómica. Apple indignada le tiro el mismo cojín acertándole en la cara, rápidamente fue a su cama y cogió su propio cojín para defenderse de una posible represaría por parte de Bambi que se bajo de la litera con el cojín en la mano. Una vez en el suelo ambas comenzaron una autentica pelea de almohadas. Las dos se estaban pasando de maravilla hasta que la puerta de su habitación se abrió y apareció un hombre alto, con parte artético, un rostro joven que disimulaba su edad, con pelo negro y abundante. Iba vestido con una camisa, pantalones negros con raya diplomática y estaba anudándose una corbata color turquesa.
-¡buenos días tío!- dijo Apple
-¡hey!- dijo Bambi, levantando la mano perezosamente
-¿Qué os creéis que estáis haciendo?- preguntó con cara de pocos amigos- haced el favor de vestiros para ir a la escuela, o si no llegareis tarde. Y por favor, entre semana evitad hacer este tipo de estupideces.- dicho esto el hombre salió de la habitación dejando a las chicas cabizbajas y avergonzadas. Lamentablemente cogieron sus uniformes y comenzaron a vestirme mientras cada una canturreaba una canción entre dientes. Apple terminó de vestirse la primera y fue al servicio a asearse dejando a Bambi sola que cerró la puerta y se dirigió velozmente al póster en tamaño natural que tenía de su cantante preferido, Max, y lo besó. Lo quería tanto… sin dejar de mirar al póster comenzó a preparar la mochila para la escuela. Cuando terminó salió de la habitación para ir al lavabo que se encontraba al final del pasillo a la derecha. Era un baño dividido en tres piezas. Nada más girar a la derecha se veía la puerta que daba al excusado, a si izquierda no había puerta por lo que el lavamanos la lavadora y la secadora quedaban a la vista, dentro de ese espacio estaba la puerta que daba al baño de estilo japonés. Bambi se dirigió al lavamanos con la mono accionó el grifo y con agua fría se lavó la cara. Después cogió su cepillo de dientes rojo y procedió a lavarse los dientes. Por último se ató su pelo rubio en una coleta dejando que su flequillo se cayese por la cara. Cuando acabó recogió la cartera del suelo y se dirigió al salón para desayunar. En la zona del comedor la esperaba Apple, el hombre trajeado y sus cuatro preciosos hijos. En la zona se la cocina había una mujer asiática muy bella, era bajita y muy delgada, la cara la tenía redondeada, los ojos rasgados expresaban calidez e irradiaban luz propia. Con una agradable sonrisa cogió una bandeja y le llevó el desayuno a la mesa a Bambi, que ya se había sentando a lado de Apple. Tomaron el existo desayuno y se marcharon al colegio.
-Max… Max, Max, Max, Maaaaaax- susurraba Yunho al lado de la cama de Max mientras con su dedo índice le daba en la mejilla- Max tengo hambre.
-Pues desayuna- se contestó el chico molesto. Tenía sueño. Apenas había dormido ya que no paraba de pensar en Carmen.
-Pero… es que no hay nada en la nevera, y me estoy muriendo- dijo Yunho haciendo pucheritos. El cantante adormilado le miro con cara de pocos amigos, su amigo respondió a esa mirada con una de sus mejores sonrisas.
-¡Venga! Vamos a tomar café con gofres- entonces cogió a Max por la pierna y tiró de ella. El pobre chico terminó despatarrado en el suelo mientras que Yunho le tiraba ropa encima y antes de que pudiese levantarse salió corriendo para que no pudiera pegarle. El chico se puso de pie y se estiró cuanto largo era, comenzó a sacarse el pijama y la ropa interior quedándose completamente desnudo. La luz que entaba por entre las cortinas le cafería a su piel un tono muy hermoso. Cogió la crema hidratante que había en la mesilla y comenzó a esparcirse pequeñas cantidades por todo su cuerpo haciendo que brillase todavía más. Se acercó hacia el bulto de ropas que Yunho había escogido para él y las examino:
-¡Eh, tú! ¿¡Qué haces desnudo!?
Changmin miró a la escalera y vio la cabeza de su amigo que, en su rostro, tenía una expresión de sorpresa. Del salto y al percatarse de su desnudez, el chico pegó un salto hacia atrás botando en su cama y cayendo al lado de la ventana. Rápidamente cogió sus sábanas y se envolvió con ellas.
-¿Por qué me espías?- preguntó asustado.
-No te espió solo subía a por mi teléfono, pero mejor espero a que te vistas- dicho esto y con una carcajada volvió a bajar las escaleras.
Con el corazón alterado Max se vistió con un conjunto discreto y con unos complementos que ocultaban parcialmente su rosto haciéndole parecer otra persona. Por lo menos ese día no sería atacado, por alguna de ellas…
-¡Dios! Que hambre. Dijo Apple sentada en el escritorio de Bambi-¿vamos a comer a la azotea?
-¡Claro!
Las dos chicas subieron por las escaleras hacia la azotea con sus almuerzos en la mano. Llevaban un par de meses en el colegio, pero aún así provocaban miradas de curiosidad a su paso que resultaban bastante incómodos.
Una vez en la azotea se sentaron en el suelo al lado de la cornisa, mientras el cielo azul con alguna que otra esponjosa nube blanca. No conversaba, no era necesario ya que entre ellas sobraban las palabras al entenderse tan bien.
-Estaba muy rico- dijo Apple cuando terminó de comer
-Si, tu tía cocina muy bien- Bambi miro a su amiga con curiosidad, estaba más callada de lo habitual. Miraba hacia un punto en el patio de la escuela sin apenas pestañear. Bambi frunció el ceño y siguió su mirada, peri ni pudo distinguir nada entre los numerosos estudiantes que ahora jugaban a diferentes juegos como futbol, bádminton, tenis o baloncesto.
-¿Qué miras!- pregunto rendida. Un intenso rubor se extendió por sus mejillas redondeadas.
-N-nada- dijo mirando al suelo- mejor vamos ya a clase- se levantó y comenzó a ordenar sus osas bajo la atónita mirada de su miga que no sabía lo que acababa de pasar, ¿había hecho algo malo?
-No me gusta quedarme todo el día en casa- dijo Max ceñudo.
-No queda otra- respondió un perezoso Yunho.
Ambos estaban espatarrados en el sofá sin ánimo de moverse, miraban la tele sin verla realmente. Querían divertirse sin llamar la atención, cosa muy difícil para ellos.
-¿Y si vamos ahora a los recreativos?- preguntó Yunho rompiendo el silencio y sobresaltando a Max- a esta hora todo el mundo está muy ocupado y no hay casi nadie en esos sitios. Venga, va, vamooos…
-Está bien. Pero conduzco yo- dijo componiendo una media sonrisa sexy e irresistible.
Tardaron apenas 15 minutos en llegar a los recreativos más cercanos. Cuando aparcaron bajaron del coche dando saltitos de emoción y entraron en el amplio comercio particular. Las paredes eran negras y las fuentes de los eran las luces de las maquinas para jugar, los chicos se dirigieron al juego de baile el primero y apostaron que el que perdiera pagaría la comida en un restaurante que el otro escogiera. Miraron en la playlist y escogieron una canción de sus compañeros de la agencia, Super Junior “no other”.
Después de la comida tocaba educación física. En los vestuario hacia un calor agobiante, pero no olía a sudor, si no que a crema de vainilla y perfume de rosas. Mientas Bambi se ataba las zapatillas miraba divertida como Apple se peleaba con su sujetador deportivo, que como tenía el pecho muy grande le era obligatorio llevar. Cuando terminaron salieron del vestuario con las demás chicas. Bambi odiaba tener que pasearse con unos mini pantalones de deporte y una camiseta holgada que amenazaba con levantarse constantemente cada vez que hacías los juegos deportivos. Todos los adolescentes se reunieron alrededor del profesor. Aquel día hacia bastante calor, cosa que significaba que aquella clase se pasaría lenta y seria pesada para todos.
-¡Qué rico estaba!- exclamo Yunho dándose palmadas en el estomago.
-¡Oh, cállate! Esta comida me salió cara…- murmuro el chico. En el juego de baile Max perdió contra un tramposo Yunho, que después de hacer la trampa juró no haber hecho nada y le obligo a invitarle a un restaurante americano bastante caro.
-Venga, venga no te pongas así- dijo Yunho moviendo su mano quitándole importancia- que yo te invito a merendar. Me han recomendado ir a la cafetería que hay en ese centro comercial tan lujoso, ostentoso y sobretodo caro…- miró con vehemencia a Max esperando a que le dijese que no hacía falta, pero este dio señales de querer hacerlo- ¡Aaaaish!- suspiro- sí que me saldrá caro…
Max le miró divertido pero no pensaba decirle nada. Con aquella merienda pensaba hacerle pagar a su trampa y la comida.