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pautupiem

pautupiem


Mensajes : 3
Fecha de inscripción : 15/01/2015

All happened in Christmas ~ Empty
MensajeTema: All happened in Christmas ~   All happened in Christmas ~ EmptyJue Ene 15, 2015 6:39 pm

Lo que al principio iba a ser solo un one-shot para Paloma, se ha convertido en una historia algo más larga xD
Personajes:
- Principales = Nana, Alexa (Paloma), Park Jinyoung (Jr) y Choi Youngjae. [GOT7]
- Secundarios = Im Jaebum (JB), Jackson Wang, Julia e invitados especiales. (Irán surgiendo poco a poco)

*Fic original del user.
________________________________________________________


2022. Seúl. Casa de Nana.

Todo estaba preparado. Los entrantes estaban en la mesa con la velas encendidas, el pollo en el horno y el vino en su punto glacial para ser servido. La casa era un caos ya. Youngjin corría de un lado a otro gritando que el mayordomo era el asesino con toda la cara llena de churretes por el caramelo que, ilegalmente - a sus 3 años y ya tenía antecedentes-, se había comido; mientras su hermano, Nayoung, aún en la cuna, balbuceaba algo parecido a un extraño mensaje extraterrestre. Esas eran las cenas de Navidad en mi casa desde que Youngjin había nacido. Apoteósicas.
Me quité el delantal y fui al salón para cerciorarme de que todo iba bien, cuando llamaron a la puerta.
- ¡Yeobo! ¿Puedes abrir? ¡No me da tiempo a todo! - grité hacia mi marido que alzaba al vuelo a Youngjin como si de un peluche se tratase.
- Youngjin-ah, ¡ataca a mamá! - lo soltó y éste se acercó a mí haciendo como que me disparaba. Sobreactué mi muerte antes de cogerle y reír.
- ¿Vas a recibir a la tita Alex? - el pequeño asintió y, tras darme un beso, se bajó de mis brazos y corrió a la puerta.
Youngjae ya había abierto y, en el quicio, podía ver al pequeño Jaeyoung en brazos de su madre, que sonreía mientras saludaba a mi marido.
- Feliz Navidad, Youngjae-ah. - entró dejando en el suelo al pequeño, que corrió hacia mi hijo empezando a jugar directamente.
- Hy... Hy... Hyung! ¿Has visto.. el último capítulo de Detective Conan? - Youngjin estaba en la edad de que todo su mundo girase sobre una serie de dibujos animados.
Alex se acercó a mí y me abrazó sonriendo. Aunque nos veíamos todas las semanas, reunirnos en Navidad siempre era especial : llevábamos ocho navidades celebrando aquel día juntos, los cuatro.
- No sé cómo dejas que tu hijo vea dibujos así siendo tan pequeño. Después no te extrañe que salga como tú.
- Es mi hijo. Se críe como se críe, será igual que yo. - reímos y me giré hacia la puerta.
- ¿Y MI CUÑADA? - gritaron desde ella.
- ¡Jinyoung-ah! - levanté los brazos hacia mi cuñado de hablas que se acercó corriendo a mí.
- ¡Noona! - me abrazó levantándome del suelo y volviendo a dejarme despacio.
- Eh, eh... a cinco metros de mi mujer, Hyung. - Youngjae se puso entre nosotros y me dio un casto beso en los labios sonriendo.
- Tengo ya a una mandona, - dijo Jinyoung poniendo el brazo alrededor de los hombros de Alexa. - ¿para qué querría a otra? - Alex golpeó su hombro y todos empezamos a reír.
- Sentaos. - espeté. - Voy a por el pollo y vuelvo.
Al llegar a la mesa, los tres conversaban animadamente. Sonreí recordando cómo habíamos llegado allí, todo lo que habíamos pasado y, aún así, cómo siempre nos habíamos quedado juntos.


2008. Daegu. Estación de autobuses. [Nana POV]

- ¡Nana-ah! ¡Te echaremos de menos!
- ¡Vuelve pronto!
Me asomé por la ventana del tren que ya me llevaba a Seúl  y saludé a mis amigas gritándoles que volvería y que me guardasen mi puesto en la pandilla. Cuando dejé de verlas a lo lejos, volví a meter el cuerpo en el tren y suspiré dejándome caer en el sillón. Todo el mundo soñaba con ir a estudiar a Seúl y yo, simplemente, quería quedarme en mi pequeño pueblo y disfrutar de lo poco que me quedaba de adolescencia. "Todo el mundo sabe que lo bueno se acaba cuando te haces adulto."
El tren indicó que tardaríamos tres horas en llegar a Seúl y que no se haría ninguna parada. Saqué los cascos y miré a mi derecha torciendo el gesto. No entendía por qué él tenía que venir conmigo a Seúl y quedarse en casa de mi tía. Su expresión era seria, inescrutable. Miraba al frente con sus cascos puestos.
- ¿Es que no sabes que mirar directamente a una persona es de mala educación? ¿No tienes modales? - me miró de reojo y volvió a lo suyo.
- Tenemos que hablar.
No se movió. Ni siquiera se retiró un casco.
- Si vas a venir a vivir con mi familia y conmigo, hay que poner unas reglas básicas. Esto lo hacemos por tu madre, así que espero que las cumplas. - ahora sí se quitó un auricular.
- Sorpréndeme.
- En casa habrá unos horarios para todo: comida, cena, baño... Que habrá que respetar. - continué. - En el instituto harás como que no me conoces. Pase lo que pase. Y hablaremos lo mínimo durante estos tres años.
- Aunque hayamos sido vecinos desde pequeños, nunca hemos tenido mucha relación, no tengo intención de empezarla ahora.

Al llegar a Seúl, nos instalamos en casa sin decir una palabra. Como mi tía trabajaba todo el día, y algunas veces incluso tenía turno de noche, no pudo venir a recogernos, pero había ido mil veces, me sabía el camino y los autobuses de memoria. Al día siguiente, empezaríamos el nuevo año de instituto. Ambos éramos nuevos, pero solo uno iba a poder adaptarse.
2022. Seúl. Casa de Nana.
- Appa... - Youngjin tiró del chaleco de mi marido llamando su atención.
- ¿Qué te pasa, pequeño? - dejó la copa de vino sobre la mesa y se giró hacia él.
- Pipi... - puso pucheros estirando hacia abajo su camiseta con cara de circunstancia.
- ¡Oh! ¿Pipi? ¡Omma! - me miró con los ojos desorbitados bromeando exageradamente. - ¡Pipi!
- ¡Corre, Youngjin-ah! ¡Palli! (Rápido en coreano) -animé a mi hijo para que fuese corriendo al baño. Estábamos en la época de intentar que fuese solo, al menos hasta la taza. Youngjae me sonrió tiernamente y se apresuró en seguir a Youngjin.
Segundos después, Jaeyoung agarró el brazo de su padre y se sentó en su pierna buscando algo apetecible en la mesa. Jr lo rodeó por su barriguita y empezó a alcanzarle cualquier cosa que el chico pudiese comer.
- Y pensar que ya tiene cuatro años... - Alexa sonrió ante mi comentario. - ¿Cómo has pasado la semana? ¿Seguías con las molestias?
Mi amiga se agarró el pequeño vientre que empezaba a sobresalir y negó con la cabeza. Estaba de 5 meses, pero aún no se le notaba casi nada el embarazo.
- Ya sabes cómo va esto. Hay semanas buenas y semanas malas... Lo peor es que me hincho mucho.
- Sí, se pone como una pelota algunas noches. - Jr se metió un trozo de melón con jamón en la boca y nos miró metido en la conversación.
Alexa le pellizcó el antebrazo con fuerza y habló con los labios apretados.
- Y, ¿de quién es culpa que yo esté... - apretó un poco más y Jr cerró los ojos con fuerza aguantando el dolor, aunque parecía bastante fingido. - ... como una pelota? - apretó un poco más y soltó de golpe.
- De mi viaje de trabajo. De mi viaje de trabajo. - se apresuró en decir. - Lo siento. Lo siento. Lo siento. Estás preciosa.
Reí frente a ellos y Jr me miró resentido.
- ¿Este año tampoco vais a Busán? - espeté.
- Aún no lo sabemos...


2008. Seúl. Instituto. [Alexa POV]

Otro año más que llegaban las clases. Estaba contenta, al menos estaría entretenida estudiando y con alguien a mi alrededor. Por la salud de mi madre, este año tampoco había podido volver a Busán con ella y mis amigos más de una semana a mediados de Julio, pero al menos había podido verla. Papá y yo llevábamos ya nuestra vida en Seúl, se había convertido en nuestro segundo hogar desde su separación. Habían creído oportuno que yo me fuese con él a la gran ciudad para tener más opciones de estudio. Y, la verdad, para mí daba un poco igual. Vivía la misma situación en mi colegio de Busán que en el de Seúl. Los mestizos no eran bien recibidos en Corea, y mi pelo medio rubio natural me delataba a primera vista.
Como siempre, había llegado la primera al edificio. Solo el conserje hacía las rondas poniéndolo todo a punto antes de empezar las clases, por lo que hice lo que había hecho cada mañana desde hacía tres años: subir a la biblioteca.
Aquel era mi paraíso. Nadie me molestaba porque ningún alumno iba nunca. Tenía una enorme habitación llena de historias para mí sola, ¿podía haber algo mejor? Abrí mi libro de literatura anglosajona y empecé a repasar todo lo que habíamos dado hasta el momento, pero una respiración en los sillones del fondo me distrajo en segundos.
- ¿Es que la gente sabe lo que es la vida a estas horas?
Un cuerpo se incorporó volviéndose hacia mí con los ojos adormilados. Hipé del susto y sus labios se curvaron levemente en un sonrisa, no sabría decir si porque le pareció un gesto adorable o porque le gustó la cara de terror que vino después.
- ¡Buenos días! - me levanté e hice una reverencia casi automáticamente.
El chico se levantó con dejadez y anduvo hacia mí con las manos en los bolsillos ocultando su ojo izquierdo bajo un denso flequillo lateral. Involuntariamente, me agazapé en la silla esperando que no me hablase más, no quería tener problemas y, aquel chico, parecía ser el centro de ellos en el instituto. Me sonaba su cara, le había visto por algún pasillo y sabía que pertenecía a la casta de los matones, pero no tenía ni idea de su nombre. Nunca hablaba y no llevaba placa alguna en su chaleco. Aquellos chicos eran conocidos por ser muy misteriosos. Sí, era una gran paradoja.
- ¿Qué haces aquí? - inquirió.
- Yo...
- Supongo, por tus pintas, - miró mi falda larga casi por debajo de las rodillas y mi chaleco más ancho de lo que lo necesitaba. - que no sales mucho de aquí. ¿Eres una de esos cerebritos? - miró mi placa. - Alexa... ¿Park? ¿Eres mestiza?
- Yo... - volví a balbucear. No cuadraba una palabra tras de otra en mi cabeza, por lo que mis labios tampoco respondían.
- ¿Tú? - sonrió de lado y volvió a escrutarme de pies a cabeza, terminando con una expresión de repulsión. - Espero no verte mañana por la mañana aquí. A partir de ahora, vendré aquí a dormir, y no quiero que nadie me moleste. ¿Entendido?
Intenté asentir presa totalmente del miedo. Aquella mirada podría intimidar a cualquiera, ¿o es que yo era demasiado débil? El chico salió sin decir nada más y me quedé allí sola de nuevo. Recogí mis cosas como pude y bajé al aula en la que cursaría aquel año. Me senté en la primera fila, como de costumbre, y saqué mi estuche para organizarlo todo.
Unos veinte minutos después, compañeros de años anteriores y otros con los que no había coincidido, fueron llegando y sentándose en sus pequeños grupos. No me extrañaba que nadie se me acercase a hablarme. JB, el líder del grupo al que pertenecía el chico de antes, me había bautizado como "la invisible", por lo que cualquiera tenía prohibido hablar o interactuar conmigo. Era normal que me empujasen en los pasillos o me ignorasen en los grupos de trabajo, así que había empezado a hacerlo todo sola.
El profesor entró por la puerta saludándonos a todos seguido por dos alumnos, un chico y una chica, ambos pulcramente vestidos y peinados. Parecían salidos de un anuncio de cosméticos para adolescentes.
- Buenos días, chicos. ¿Habéis pasado bien las vacaciones de verano?
- ¡Sí!
El profesor Kim era conocido por no ser muy estricto, era joven y había salido hacía relativamente poco de la facultad, por lo que no nos llamaba mucho la atención, todo ello, a menos que llegases tarde o interrumpieses la dinámica de la clase. Llevaba los tres año que había cursado allí siendo mi tutor, y yo le adoraba.
- Y tú, ¿Alexa? - me sonrió y asentí. Era el único profesor que sabía de mi situación y se había preocupado en intentar que me integrase, pero mis compañeros no le habían puesto las cosas fáciles.
- ¡Ya está la pelota! - gritaron desde el fondo.
- ¡Enchufada!
- ¡Eh! ¡Eh! Empecemos este curso con buen pie, por favor. - en ese momento, la puerta del fondo se abrió dejando pasar a tres chicos, que entrando empujando todo lo que veían por medio y levantando a chicos de las últimas mesas para sentarse ellos. Me volví hacia el profesor, que suspiró. - Jaebum, espero que esta sea la primera y la última vez que tú y tus chicos llegáis tarde. Voy a ser flexible por ser el primer día, pero ya sabéis las normas.
- Sí, Mr. Kim. - sonrió de lado hacia los demás dando a entender que le estaba dando la razón como a los locos.
- Algún año tenía que tocarme... - susurró el señor Kim. - Y, tú. - señaló al fondo y volví a girarme. - Park Jinyoung, ponte la chapa con tu nombre como todos los demás. No creas que eres especial por estar en esa banda vuestra.
"Park Jinyoung" No podía ser. ¿Así se llamaba aquel chico? Su mirada se cruzó de momento con la mía haciendo que me girase rápidamente. No había podido tener más mala suerte...


2008. Seúl. Instituto. [Nana POV]

Me había levantado media hora antes para estar lista antes de tiempo y poder echarle la primera bronca a Youngjae por hacernos llegar tarde, pero al salir del baño con el pelo aún mojado, él ya estaba jugando a la PSP en el sofá con el uniforme perfecto y listo para irnos.
- ¿Cómo has...
- Date prisa o llegaremos tarde. - se levantó y fue a la mesa de la cocina para desayunar sin levantar la mirada de la consola.
Mi tía salió de la habitación revolviéndose el pelo y nos miró sorprendida. Era la hermana de mi madre, la única que quedaba por parte de su familia ya y la que siempre me había tratado como a su propia hija a pesar de llevarnos apenas quince años.
- ¿Ya estáis levantados? ¿A qué hora entráis?
- A las ocho. - miré el reloj. Aún eran las seis y media, nos daba tiempo. Se sentó con nosotros en la mesa y Youngjae le pasó un bol de arroz sonriendo.
- Buenos días, Gumo (tía materna en coreano). Me presento formalmente. - se levantó de la silla y se inclinó con una postura perfecta de 90 grados. - Soy Choi Youngjae de 16 años. Gracias por dejarme dormir aquí los próximos dos años y traer mi uniforme.
- Siéntate. Siéntate. - le dijo mi tía. - No tienes que agradecer nada. - le acercó los platitos de kimchi. - Come mucho.
- Vale. - volvió a sonreír ante mi atónita mirada. Hacía años que no veía esa expresión en su cara.
- ¿Estás bien, Nana? - mi tía me sacó de mi asombro y asentí. - Te han quedado muy bien hechos los huevos. No sabía que cocinases tan bien ahora, sobrina. ¿Has dado clases?
- ¿Qué? Yo no he hecho esto...
- Disculpe que haya rebuscado en su cocina. Creí conveniente hacer el primer desayuno. - Youngjae volvió a inclinarse hablando en la jerga más formal.
- No tienes que hablarme en formal. - mi tía se levantó con una sonrisa de incomodidad indicando que el chico podía sentarse. - Pues, muchas gracias por este delicioso desayuno, Youngjae-ah.

Tras el desayuno, me arreglé del todo y salimos en dirección al instituto. Como era el primer día y Youngjae no había ido nunca a Seúl, quedamos en ir juntos para enseñarle cómo ir, pero solo sería el primer día. Seguía sin salir de mi asombro... ¿Choi Youngjae también podía sonreír?  Le miré de reojo tornando mi cabeza a un lado.
- ¿Otra vez mirándome furtivamente? Voy a empezar a pensar que estás interesada en mí.
- La verdad es que sí. - se paró de golpe y me miró seriamente. - Estoy intentando entender cómo un imbécil como tú puede sonreír. ¿Has estado practicando frente al espejo? No me extrañaría. - chasqueé la lengua. - Tendría que hacer una tesis y buscar demasiados datos para averiguarlo. Ya no me interesas.
Seguí mi camino hasta llegar a la avenida que cruzaba con el río Han. Allí, tan solo teníamos que coger la segunda línea de metro y llegar a Jongdae para después coger la quinta calle a la derecha...
- Aquí tenemos que coger el met... - me giré para encarar a Youngjae, pero este ya no estaba. Di una vuelta sobre mí misma buscándole con la mirada, pero había demasiada gente en la boca de metro. ¿Dónde se había metido? ¿Le habría dolido mi comentario? Tan solo lo había hecho para callarle alguna vez... ¿Me había pasado? - Joder.
Recorrí el camino de vuelta buscándole en los bancos, por los paseos, pero ni rastro. Miré el reloj. Si no cogía el metro en 10 minutos no llegaría a tiempo.
- ¿Por qué no habremos intercambiado los números de teléfono? - suspiré. - Me da igual. Si no llega, él verá lo que hace.
Volví a la boca de metro resignada, pero aquel sentimiento se convirtió rápidamente en rabia cuando vi a Youngjae apoyado con su mochila en una de las esquinas de la parada. Me miraba divertido con los brazos cruzados sobre el pecho.
- ¡¿Se puede saber dónde te habías metido?! - la gente empezó a mirarnos alrededor.
- Pues se ve que sí que tienes interés en mí. - se giró y bajó las escaleras para entrar en el metro.
- Nana... Relájate. A partir de mañana no habrá que ir juntos. Solo... respira.

El instituto estaba a rebosar de gente. Llegábamos a penas cinco minutos antes del comienzo de las clases y no teníamos ni idea de cuál era nuestra clase. En la esquina, me giré de mala gana hacia Youngjae y le di un mapa del recorrido para llegar.
- A partir de hoy, cada uno irá por su camino.
Busqué como pude la oficina de secretaría. Aquel instituto era enorme. Una amable profesora de unos 60 años me enseñó el camino y alabó mi educación, cosa que parecía faltar en aquel centro. Los alumnos iban volviéndose a mi paso, soltando pullitas o elogios hacia alguna de las partes de mi cuerpo. Aquellas situaciones me dejaban un sentimiento enorme de incomodidad, pero no agachaba la cabeza ni respondía a sus comentarios. "Siempre con la cabeza fría, Kim Nana. Estás aquí para graduarte y volver a Daegu, no para hacer amigos." En secretaría me llevaron a la sala de profesores, donde Youngjae ya esperaba frente a un escritorio.
- ¿Qué haces aquí? - miré hacia la silla donde dirigía la mirada mi amigo y vi a un hombre bastante joven que pareció ser también mi tutor.
- ¿Kim Nana?
- Sí, soy yo. - dije con un tono plano de voz.
- Pues ya estamos todos. ¡Vámonos!
Nos condujo por varios pasillos que intentaba recordar, pero era demasiado lioso. Tendría que hacer el recorrido varias veces para llegar a la primera. Ya todos los correderos estaban vacíos ya, los alumnos habían llegado a sus clases y, al parecer, la 3-3 era la mía. Al entrar, todos estaban callados mirando al frente. Aquel profesor parecía bastante agradable. Exceptuando a tres que llegaron tarde y daban la imagen de ser los que repartían el bacalao, no se veía mal ambiente en aquel grupo.
- Estos son los nuevos alumnos de este año. Presentaos, por favor.
- Yo soy... - empezó Youngjae, pero unas voces le callaron.
- ¡Que hable ella!
- ¡Seguro que tiene una voz preciosa! ¡Habla, guapa!
Suspiré esperando que aquello no siguiese mucho tiempo. No es que me lo tuviese creído, todas éramos normalitas en mi escuela de Daegu, ninguna resaltaba, así que tampoco estaba acostumbrada a aquello.
- Me llamo Kim Nana. Soy de Daegu y tengo 16 años. - dije fríamente. Me incliné por obligación e intenté no hacer contacto visual con nadie en específico.
- Yo soy Choi Youngjae. También de Daegu. - su tono fue parecido al mío. Éramos como robots resetados en aquel momento.
- ¿Estáis juntos? - gritó una voz desde la última fila.
- ¡Im Jaebum! No se habla sin pedir permiso. - declaró el profesor.
Miré a Youngjae que negó con la cabeza sin expresión alguna.
- Tú. - el tal Jaebum le señaló. - Estás dentro. Nos vemos abajo en el descanso.
El profesor suspiró y se acercó a Youngjae para decirle que tuviese cuidado, que aquellos no eran los mejores chicos del colegio y que podría tener problemas si se juntaba con ellos. Youngjae le agradeció el consejo y se sentó en la cuarta fila, en uno de los dos únicos asientos libres restantes.
- Esperad a que llegue la profesora Han. - dicho esto, salió de la clase dejándonos solos.
Al pasar hacia mi asiento en la tercera fila, dejé caer un pequeño cuaderno de la mesa de una chica que desentonaba entre todas las demás. Sus rasgos no eran del todo coreanos, y su pelo... Era interesante. Recogí el libro y se lo puse en su pupitre sonriendo levemente.
- Perdona.
- ¡EH, TÚ!¡NUEVA! - me volví hacia el fondo desde donde me hablaba el ya mencionado Jaebum.
- Hay dos reglas en esta escuela. Primera, NADIE le habla a la invisible. - señaló a la chica que acababa de pedirle perdón. - Y segunda, aquí siempre se hace lo que yo diga.
Esperé unos segundos para contestar. No quería enemigos desde el primer día, pero en Daegu todos me respetaban, y no iba a dejar que aquel niñato me pisotease frente a todos.
- ¿Y si no? - Se sorprendió ante mi comentario. Tal vez nunca nadie le había respondido. - ¿Vas a ponerme un mote estúpido y a hacer que me ignore todo el edificio? Adelante.
Jaebum sonrió de lado y se levantó de repente golpeando la mesa.
- ¡Oppa! - otra voz desde la parte izquierda de la clase llamó nuestra atención. - Tú ya has reclutado al rubio. Yo me quedo con esta.
Me giré para ver a un grupo de tres chicas peinadas y peinadas exactamente igual. Si no fuese por la formas de sus caras, no podría reconocerlas fácilmente. La que parecía la líder, se levantó y me tendió un papel con una palabra: "Gimnasio".
- Nos vemos cuando acaben las clases.
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pautupiem

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Fecha de inscripción : 15/01/2015

All happened in Christmas ~ Empty
MensajeTema: Re: All happened in Christmas ~   All happened in Christmas ~ EmptyDom Ene 25, 2015 3:08 pm

2022. Seúl. Casa de Nana.

- ¿Te vuelvo a comentar los celos que tenía del profesor Kim?
- Es que era tan perfecto... - Alexa miró al techo sonriendo ampliamente y juntó las manos frente a su corazón. - ¿Verdad, Nana?
- Verdad... - fantaseé con mi amiga solo para fastidiar a Jr. El señor Kim solo había sido el amor platónico de Alexa, yo había tenido otro por aquel entonces.
- Y, ¿qué me dices de los dos sunbaes que intentaron quedarse con nuestras chicas? - Youngjae se llevó una empanadilla a la boca metiendo baza disimuladamente.
- ¡A esos ni me los nombres! - Jr se levantó de la mesa ofuscado y todos reímos por su reacción.
- Siéntate, que sabes que por aquel entonces ya estaba coladita por alguien... - Alexa besó la mejilla de su marido.
- ¿Qué habrá sido de ellos?
- El de Alexa creo que es abogado, y el de Nana... ¿policia? - Youngjae me miró.
- Sí. Estuve hablando con él el otro día. Se casó hace unos meses, pero no pudimos ir a la boda porque rompí aguas dos días antes del evento. De hecho, estuvo la nuestra, ¿verdad, yeobo?
- Sí, le sentamos junto a Hakyeong y los otros chicos.
- A propósito, Nana, - Jr se giró hacia mí pasándome el cóctel. - ¿has invitado este año a JB y Mark? El año pasado vinieron para el postre.
- He invitado a alguien, sí.
Todos me miraron esperando una respuesta, pero yo quería dar la sorpresa.


2008. Seúl. Instituto. [Alexa POV]

La biblioteca parecía estar vacía en el descanso de clases.  Miré tras el sillón en el que había encontrado aquella mañana al tal Jinyoung, pero no había nadie. Exhalé tranquila y me senté a leer a Charles Dickens. Llevaba ya varios meses embobada con sus libros. Me embaucaban sus aventuras, y soñaba despierta con poder vivir las mismas que los protagonistas de aquellas obras.
Cuando llevaba 15 páginas leídas, la puerta de la biblioteca se abrió casi de un portazo dejando entrar a la chica que se había presentado en mi clase como nueva. ¿Nana era? Sí, Nana. "Alexa, no te muevas. Si se va a unir a la pandilla de Chae Yeon, será mejor que no le llames mucho la atención."
- Hola. - me sobresalté cuando su voz me habló por detrás. - ¿Qué lees?
- Yo...
- Oh, Dickens. - me quitó el libro de las manos dejando un dedo en la página marcada. - Tuve que leerme esta novela en mi antiguo instituto. ¿Te está gustando? - simplemente asentí con la cabeza. Quería darle conversación porque, por fin, encontraba a alguien que le gustase algo igual que a mí, pero llevaba tanto tiempo sin relacionarme con nadie que no sabía qué decir.
- ¿Tienes nombre? - me sonrió dulcemente y se acomodó el flequillo recto que llevaba. Era bastante guapa, seguro que triunfaría entre los chicos.
- A... Alexa.
- Encantada, Alexa. - volvió a sonreír y me devolvió el libro.
- ¿Sabes que no deberías hablarme? - agaché la vista a mi regazo avergonzada. No quería que aquella chica tan agradable tuviera problemas desde el primer día.
- ¿Te harán daño si lo hago?
- Es mi día a día. No creo que cambiase nada porque alguien me hablase. - la miré de reojo. - Pero es muy probable que te lo hagan a ti.
- Entonces, no hay problema. - se levantó decidida. - Aguanta un mes más.
- ¿Qué?
- Voy a hacer que esos chicos dejen de molestarte. No. - me miró fijamente. - Todo el colegio dejará de molestarte.
¿Cómo pretendía cumplir aquello? ¿Es que estaba loca? Llevaba tres años así, no iban a cambiar las cosas en un solo mes. Aunque sabía que no había posibilidades, me ilusioné brevemente.
Antes de que pudiera contestarle, las puertas volvieron a abrirse de golpe seguidas de dos chicas del grupo de Chae Yeon. Me escondí rápidamente tras una estantería y Nana se volvió hacia ellas.
- Ven con nosotras.
´Esquivó mi mirada y salió de la sala sin decir absolutamente nada. No sabía si podría ayudarme con el problema de JB y Boyoung, pero había sido muy agradable hablar con alguien normal en el colegio por primera vez desde hacía tres años.
Me levanté recogiendo mi libro del sillón, donde Nana lo había dejado antes de salir, pero al levantar la mirada, vi unos pies tras el sillón.
- ¿No te dije que también te quería fuera de aquí en los recreos?
Para mi desgracia, no se habían acabado las aventuras de esa escasa media hora libre que teníamos al día. Maldije por haber pensado que no habría problemas a esa hora y agaché la cabeza intentando no mirarle a la cara.
- ¿Solo lees a Dickens?
- ¿Qué? - solté el libro rápidamente en la estantería. Estaba tan asustada que casi ni oía sus palabras con el pitido que se había formado en mis oídos.
- Parece que te gusta bastante leer. - empezó a andar hacia mí lentamente. Sus pasos repiqueteaban por toda la sala. Levanté la mirada para ver cómo rozaba una fila de libros a mi espalda con el dedo, suavemente, parecía ir sintiéndolos uno a uno. - Creo que vamos a tener un serio problema: a ti te gusta leer, y a mí me gustan los sitios tranquilos para dormir. ¿Qué podemos hacer? - paró cuando llegó al final de la balda y se giró hacia mí. - ¿Qué te parece una apuesta? Si adivinas cuál es mi libro preferido, te dejaré estar aquí cuando yo esté. Si no, solo podrás pisar la biblioteca cuando yo no tenga sueño.
¿Qué decía aquel chico? ¿Cómo demonios iba a adivinar yo su libro preferido? Me jugaba mi tiempo libre a algo que era como buscar una aguja en un pajar.
- Tienes una pista y 30 segundos. Si no respondes, la daré por errónea y como que has aceptado el trato.
Asentí levemente. No me quedaba otra. Sonrió y se acercó de nuevo a mí. Quería retroceder, pero mis pies parecían anclados desde que había entrado por la puerta.
- "In merry England, in the time of old...".
Eso es de...
- Robin Hood.- lo dije tan bajito que no creía que lo hubiese escuchado. ¿Cómo no iba a reconocer la primera frase de mi libro preferido? Lo que me sorprendió fue que dijese exactamente aquel libro... El silencio que vino después me puso aún más nerviosa de lo que estaba. Sus pasos volvieron a tronar en mi cabeza..
- Nos vemos mañana por la mañana.


2008. Seúl. Instituto. [Nana POV]

Fui directa hacia la biblioteca nada más salir de clase. Sabía que ninguno de los chicos que había en el aula pasaría por allí. Al entrar, vi al fondo a la chica a la que le había tirado el libro en clase. "La invisible". No soportaba aquel tipo de trato a la gente más débil que los demás. ¿Por qué le hacían ese vacío? No tenía pinta de ser alguien que se lo hubiese buscado.
Hablé con ella un rato para conocerla mejor. Si me decían que no podía hacer algo, más ganas tenía de hacerlo. Era tan tímida que casi ni me miraba a los ojos. "Qué adorable", pensé.
Dos chicas interrumpieron nuestra conversación llamando mi atención hacia fuera de la biblioteca. Alexa se escondió rápidamente y me giré hacia ellas. No sabía si la molestarían por el simple hecho de estar allí, así que preferí ignorarla y salí de la biblioteca intentando que no se percataran de su presencia. Cuando cerré la puerta, uno de los chicos que reconocí como el tal Park Jinyoung, deambulaba fuera mirando a todos lados. Me crucé con él e intenté no volver cuando le vi entrar a la sala que acaba de dejar yo. ¿Le haría algo a Alexa?
Seguí a mis "raptoras" por varios pasillos del instituto sin saber muy bien a dónde se dirigían, pero no tenía miedo de que me asaltasen de repente. Podría defenderme. Paramos en una pared externa del edificio y me dejaron allí.
- No te muevas.
No me planteé huir. ¿Para qué? Podían volver a buscarme y traerme de una manera más brusca. Unos segundos después, la chica del papelito apareció junto a cinco más.
- ¿Cómo es que has ignorado mis instrucciones? Creo que te dije que vinieras al gimnasio. - su postura era chulesca, engreída. - ¿Es que quieres que pase lo que le dijiste a Jaebum Oppa?
- No vengo con intención de hacer amigos. - dije secamente.
- Oh. ¿La habéis escuchado, chicas? - todas rieron algo a lo que no le vi la gracia. - Dice que no quiere hacer amigas. - un puño voló de repente desde detrás a mi estómago. ¿Cuándo habían llegado más chicas allí? Me encogí por la impresión pero me levanté rápidamente para ponerme en guardia. Mi padre era instructor de taekwondo, y aquello era lo que me había salvado de muchas cosas desde pequeña. - Creo que te conviene que seamos amigas.
- Y yo creo que deberías bajarte de esa nube en la que vives. - me estaban empezando a acorralar contra el frío cemento de la pared. Conté ocho chicas incluyendo a la tal líder, pero no creía que ella fuese a mover un dedo. Aún así, siete oponentes eran demasiados para mí.
- Te estoy dando la oportunidad de unirte a mi grupo y ser respetada. ¿Es que no quieres tener más... - pareció pensar la palabra exacta. - ventajas que los demás?
- No, gracias. - bajé los brazos desafiándola con la mirada, pero sin dejar de fijarme en los movimientos de las demás. Aunque no lo parezca, nunca bajes la guardia. - Siempre me ha gustado ser igual que los demás.
- Chae Yeon, ¿te merece la pena esto? - una chica con el pelo exageradamente largo habló junto a la líder.
- ¿Qué pasa, JiNa? Necesitábamos algo de diversión, y esto nos viene genial. - sonrió autosuficiente sin apartar la mirada de mí. - Te voy a hacer una oferta...
- No quiero escucharla. - la corté.
Dio dos pasos tan rápido que apenas pude verla y abofeteó mi mejilla dejándome mirando a un lado del patio.
- ¿Te crees mejor que yo porque eres mona? - me giré hacia ella sin inmutar mi expresión. La mejilla me ardía, mucho, pero no quería que viese debilidad en mí. - Está bien. - su tono ya era de ira. - Pero no te arrepientas después de tu decisión.
- ¿Crees que vas a asustarm...
Un puño volvió a volar a mi estómago cortando mis palabras. A este le siguieron patadas hasta dejarme tirada en el suelo, donde más golpes siguieron. No podía levantarme, sentía miles de pinchazos en los brazos y el vientre. Tiraban de mi pelo como si de una patata en el huerto se tratase. La respiración se me había cortado. No supe cuándo habían dejado de golpearme. El dolor solo seguía hasta que de repente empezó a cesar. Miré a mi alrededor y estaba sola en aquel lugar.
Me levanté como pude. Tenía las rodillas raspadas por el albero del suelo, el uniforme lleno de polvo y la muñeca izquierda me pedía a gritos que la ayudase. No podía ir así a la siguiente clase.
Cojeé por el lado del edificio hasta llegar a la puerta principal. Iría a casa. Tenía suerte de que mi tía trabajase a esa hora. No sabría cómo explicar todo aquello, y no quería que se enterase. Cuando iba a salir, un chico de pelo rubio se cruzó en mi camino. Me miró de arriba abajo con las manos metidas en los bolsillos, intentando descifrar qué había pasado. Ignórame. No nos conocemos en el instituto.
Y así, como si hubiera escuchado mis pensamientos, giró la cara y continuó su camino adentro. Me arrepiento incluso ahora de no haberle pedido que me ayudase.
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All happened in Christmas ~ Empty
MensajeTema: Re: All happened in Christmas ~   All happened in Christmas ~ EmptyMar Feb 03, 2015 4:51 pm

2008. Seúl. Instituto. [Alexa POV]
Una semana había pasado desde que habían empezado las clases, y una semana era lo que llevaba encontrándome con Jr cara mañana en la biblioteca. Cuando llegaba, él ya dormía en su sillón. Yo me sentaba en la otra punta de la habitación y leía hasta la hora de entrar a clases. Cuando leía, me evadía de todo lo demás, así que, a veces, ni siquiera recordaba que estaba acompañada.
Aquel lunes volví a subir a la misma sala. Eché una ojeada hacia el sitio de Jr, pero esa mañana no había nadie allí. Fruncí el ceño extrañada. ¿Había llegado muy temprano? Me fui a mi sitio y abrí el nuevo libro que empezaría.
De repente, me acordé de Nana. Había faltado aquella semana, justificadamente según el profesor Kim, pero no me daba buena espina el que no apareciese después de que se la llevasen las chicas de Chae Yeon.  Por otro lado, el chico que vino con ella, el tal Youngjae, había entrado en el grupo de JB, y Jr y él parecían un pack desde entonces.
Justo en ese momento, Jr entró por la puerta con su intensa mirada. Parecía que siempre iba pensando en algo, que no estaba nunca relajado. Esperé a que girase hacia su sitio, pero se volvió hacia la derecha y anduvo hacia mí. Me tensé completamente. No nos habíamos dirigido la palabra desde el día de nuestro acuerdo, ni siquiera había tenido una mirada por su parte.
Se sentó a mi lado y echó la cabeza hacia atrás recostándose en las estanterías que nos daba la espalda y cerró los ojos. Por inercia me levanté con mi libro, pero su mano agarró rápidamente mi muñeca.
- ¿Ya te vas? Aún quedan 20 minutos hasta que empiecen las clases. - dijo sin inmutarse.
- Sí, pero...
- ¿No quieres que me siente a tu lado? - abrió los ojos mirándome fijamente.
- No es eso, es que... - no había soltado mi muñeca. Me senté de nuevo en el sillón y abrí mi libro.
- Quiero que hagamos una clausula para el trato que hicimos de estar aquí los dos. - le miré sin entender. - Lo que pase aquí, se queda aquí.
- De... de acuerdo.
- Y... dentro de estas paredes, podemos decirle cualquier cosa al otro. - ¿A qué venía todo aquello? De repente hablaba como si fuésemos amigos de toda la vida.
- Vale...
- Algo más. - se levantó ajustándose el flequillo. - No tengas miedo de mí. Nunca voy a hacerte daño.
Salió a un paso mucho más veloz de lo que solía andar dejándome sola de nuevo. No estaba segura si lo que había pasado era bueno o malo, pero estaba demasiado extrañada por la situación como para pensar en algo más.

Al llegar a clase, vi a Nana sentada en su sitio mirando por la ventana. ¿Estaría bien? No habíamos vuelto a hablar desde lo de la biblioteca por su faltas. Se giró y se levantó rápidamente dirigiéndose hacia mí. "¿Qué hago? Alexa, relájate, solo va a hablarte. Uff..."
- Hola, Alexa. - me sonrió abiertamente y se sentó en el, aún, asiento libre al lado de mi banca.
- Buenos días, Nana-ssi. - me senté también mirando al fondo. Por suerte, no había nadie de ninguna de las dos pandillas.
- ¿Ssi? Deja las formalidades. Somos de la misma edad.
- ¿Estás bien? - la pregunta me salió sola. - No viniste en casi toda la semana pasada y...
- Ah. Tenía asuntos que arreglar. Hay que hacer muchos papeles cuando te mudas a Seúl.
- ¿Tuviste problemas con las chicas por haberme hablado aquella mañana? Te recogieron tan serias...
¿Cómo que estaba hablando tanto? Yo no era de relacionarme mucho, solía pasarme el tiempo sola.
- Nah. - le quitó importancia a la pregunta con un gesto desinteresado con la mano. - Solo querían que uniese a su pandilla y rechacé la oferta.
- ¿Rechazaste qué? - me levanté de golpe inconscientemente volviendo a sentarme cuando todos me miraron extrañados. - No deberías haber hecho eso. - susurré. - Cualquiera que las rechace acaba siendo una apestada como yo.
- Me gusta esa etiqueta. - se encogió de hombros. - No estoy acostumbrada a estas cosas. En mi colegio de Daegu éramos todos más o menos del mismo tipo de persona y solo había problemas con los otros colegios, no entre nosotros.
- Pero...
- Ya. Kim Nana.
Mi compañera suspiró y miró hacia detrás, donde Chae Yeon la miraba. Le dedicó una expresión de asco y volvió a mirarme con la sonrisa de antes.
- Luego nos vemos. - se levantó. - Ah. - me dio un papelito sin que nadie se diese cuenta. - Mi tía trabaja en una pastelería justo debajo de mi casa. Si alguna vez estás por la zona, pásate y te invito a algo de merendar.
Se alejó yendo hacia fuera de la clase. Miré la dirección. Estaba como a cuatro calles de mi casa. Sonreí inconscientemente. ¿Estaba haciendo mi primera amiga en aquel lugar?
De una patada, mi mesa fue a parar a la pared de enfrente. Jackson y Mark estaban a mi lado con cara de pocos amigos. Mark me agarró por el jersey y Jackson retiró mi silla.
- JB nos ha dicho que te molestemos un rato. ¿Qué podemos hacerte? - Mark se encogió de hombros ante la pregunta se Jackson. - ¿Tal vez tirarte el pupitre por la ventana junto a tu mochilla? O...
- Chicos. - Jr apareció en la puerta delantera. - Viene el profesor Kim.
Sin decir nada, me soltaron y yo recogí mis cosas rápidamente. Jr me miraba desde el mismo sitio, pero no hizo nada. Cuando terminé, ya no estaba allí. El profesor tardó cinco minutos más en llegar, y Nana aún no había vuelto. Chae Yeon y JB tampoco estaban.
- ¿Alguien sabe dónde están los demás compañeros?
- Han bajado a enseñarle las canchas a la nueva. - dijo Jackson.
- Mierda... - susurró el profesor cerrando los ojos. - Choi Youngjae.
- Sí.
- ¿Puedes bajar a por ellos, por favor?
Youngjae desapareció por la puerta, pero ni él ni Nana volvieron en las dos primeras horas de clase.


2008. Seúl. Instituto. [Nana POV]
Era verdad que me había pasado casi toda la semana arreglando los papeles de la mudanza por estudios a Seúl, pero el primer día después de la "reunión" con Chae Yeon fue porque me dolía todo el cuerpo. Por suerte, mi tía no había sospechado nada. Estaba demasiado ocupada con su trabajo, y Youngjae y yo no habíamos cruzado muchas palabras desde entonces. El fin de semana lo había pasado intentando planear cómo iba a sobrevivir en aquel campo de batalla que ahora llamaban instituto de la gran ciudad, pero no había llegado a ninguna conclusión.
Cuando Chae Yeon me llamó para que saliera, bajé directamente al gimnasio. Si esto era como en los colegios de Daegu, tendrían aquel lugar como sede para aquel tipo de cosas. Como esperaba, allí estaba, acompañada de JB.
- No sabíamos si vendrías esta vez o tendríamos que arrastrarte de nuevo. - sonrió autosuficiente.
- Y, ¿dices que te desobedeció? ¿Ella? - JB habló como si no estuviera allí. - Sabía que daría problemas. - rió. - Pero es guapa. No la dejes escapar.
- Voy a volver a hacerte la pregunta del lunes pasado.
- No gastes saliva. - espeté.
- ¿No te sirvió de nada la recomendación que te dieron mis chicas? ¿Quieres otra?
- ¿Solo sabéis hacer eso? ¿Conseguir las cosas con los puños?
- No te va a servir con ella, Chae Yeon-ah. - JB volvió a interferir.
- ¿Por qué no me ayudas esta vez?
A mi espalda, escuché unos pasos. Youngjae había llegado con paso firme. Parecía un poco asfixiado y su nariz estaba colorada, como cada vez que corría cuando éramos pequeños.
- Oh. ¡Genial! Youngjae-ah, llegas justo a tiempo.
- ¿Para qué?
JB pasó la mano por sus hombros y le hizo encararme.
- Verás. Esta pequeña ovejita no quiere unirse al rebaño aunque le vayamos a dar el mejor pasto del lugar. ¿Por qué no la ayudas a decidirse? Ya me entiendes. - Youngjae me miraba sin expresión.
- Yo no peleo con chicas. - dijo rotundamente.
- Oh, vamos. No es pelear. No creo que pueda defenderse contigo. Ni siquiera pudo con las chicas de Chae Yeon el otro día. - Youngjae frunció el ceño.
- Nana es cinturón negro en taekwondo. - los dos líderes se volvieron sorprendidos hacia mí. - Si no se defendió es porque no quiso.
- Esto cambia las cosas. - JB sonrió y Chae Yeon asintió.
- Tienes una semana para decidirte. - pasaron por mi lado saliendo de detrás de aquel edificio.
Youngjae se había quedado en el sitio mirándome fijamente. No sabía cómo había podido meterse en aquel grupo. En Daegu solía quedarse fuera de las peleas, solo le veía usar los puños en las clases de Taekwondo que le daba mi padre.
- ¿Por qué no aceptas y te quitas de líos? - había hablado de repente pillándome por sorpresa.
- ¿Eso es lo que has hecho tú?
Negó con la cabeza y sonrió.
- Yo tenía planeado entrar en ese grupo desde que supe que vendríamos a este instituto.
- ¿Qué?
- Solo acepta. No quiero que te conviertan en una paria. - parecía que estaba echándome un sermón con su postura.
- ¿A ti qué más te da lo que me pase a mí? - torció el gesto. - ¿Ahora va a volver tu sentimiento de amigos de la infancia? Pues vas dos años y una semana tarde.
Aunque no se lo hubiese dicho, estaba muy enfadada con él desde que me dejó de hablar. Dos años antes de aquello, cuando comenzó el curso y empecé a salir con aquel chico mayor, cortó toda relación conmigo y se centró solo en sus amigos de fuera. Dejó nuestros grupos comunes y nadie le veía el pelo después de las horas de clase. Habíamos pasado de ser como hermanos, dormir en casa del otro, pasar las vacaciones juntos y comer los domingos con las familias, a que él faltase a todas aquellas cosas.
Chasqueó la lengua y se acercó a mí.
- ¿Crees que estás en el derecho a decirme eso?
- No fui yo quien te dejó de hablar...
- ¿Qué? - rió irónicamente y empezó a dar vueltas frente a mí. Solía hacer eso cuando se desesperaba. - ¡¿Sabes las horas que te esperé?! ¡¿Sabes el frío que hacía ese día?!
- ¿De qué estás hablando?
- Y ahora te haces la loca... No sé cómo tienes la cara de hablarme así después de ese día.
Estaba tan perdida que había dejado de mirarle mientras se exasperaba. ¿Qué se suponía que había hecho yo ese día?
- Pero, ¿de qué día estás hablando?
- ¡Del día de la carta, Nana!
Busqué por mis recuerdos pero nada venía a mi mente. Youngjae había vivido algo que yo no, o al menos no recordaba.
- No me puedo creer que esté volviendo a hablar de esto... - susurró. - Lo olvidé y te ignoré, como me dijiste, pero ahora me vienes con estas y...
Estaba empezando a preocuparme. De verdad que no sabía de qué hablaba.
- Da igual. Eso fue hace ya mucho tiempo. - sentenció. - No tenemos más que hablar. Haz lo que quieras y jódete la vida. A mí no me importa. Solo voy a aprovechar al máximo a JB y salir de aquí cuanto antes.
- No te reconozco, Choi Youngjae. - los recuerdos de nuestra infancia habían ido volviendo uno a uno. Las veces que mi amigo me había ayudado cuando me peleaba con los chicos del parque, cuando llevaba dos bollos al recreo porque sabía que yo me olvidaría el mío en casa, cuando me enseñó a montar en bici o escalar los árboles porque sabía que mi padre no tendría tiempo de hacerlo...
- Tú tienes la culpa de ello.
Se fue pasando por mi lado sin dirigirme más miradas. La actitud fría que llevaba no era propia de él antes, y mucho menos conmigo.


2022. Seúl. Casa de Nana.
Nos habíamos sentado junto a la pequeña chimenea que Youngjae había construido junto a Jr cuando nos compramos la casa y los pequeños se habían ido a jugar al cuarto de Youngjin. Youngjae abrió la botella de vino para ocasiones especiales y nos sirvió un poco a todos.
- ¿Es de la cosecha de tu padre, Youngjae-ah? - Alexa lo probó y sonrió satisfecha.
- Sí. Es del 2008, buena cosecha. - rió dando también un sorbo a su copa.
- Recuerdo esa cosecha de verano. - empezó Jr. - Ahí ya hacía tres años que nos conocíamos, ¿no? - Youngjae asintió. - Cuando me dijiste que venías a mi instituto no podía creérmelo. Mi amigo de campamento venía a mi clase.
- No se puede decir que trabajar en un viñedo en los veranos fuese exactamente un campamento, hyung. - rió.
- Bueno, algo así. Mi padre iba a trabajar con el tuyo y yo me pasaba a jugar contigo. ¿No es lo mismo que un campamento para dos?
- La verdad es que cuando llegué al instituto lo único que quería era entrar al grupo de JB para estar tranquilo y poder quedar contigo, pero después me enteré que Nana venía también y que tendría que convivir con ella y se me quitaron todas las ganas.
- Están graciosos hoy los vinicultores. - le hablé a Alexa que rió conmigo. - ¿No sabéis nada más que meteros con nosotras?
- Has ido perdiendo la habilidad de ir diciendo comentarios perspicaces, cuñada. - Jr levantó la copa para brindar conmigo.
- Olvídame.
- ¡Nuestra Nana ha vuelto! - rompieron en carcajadas.
El timbre sonó en ese momento. Miré el reloj.
- Se han adelantado. - me levanté para abrir la puerta.
- ¿Es que no vas a decirnos a quién has invitado?
- Ahora lo veréis. - sonreí y abrí la puerta. - Hola, Oppa.


2008. Seúl. Instituto. [Alexa POV]
Las clases habían terminado ese jueves, y había hecho ya los deberes que tendríamos que entregar durante los siguientes días, así que, por fin podría disfrutar de mi coloquio semanal en la librería de mi barrio. Era el momento más divertido de la semana, cuando iba a hablar de mis libros preferidos con gente que no me juzgaba ni me insultaba, sino que sufría lo mismo que yo.
Salí del instituto y giré como siempre camino a la estación que me llevaría a Hongdae, por donde también se encontraba mi casa, pero una mano agarró mi mochila tirándome en el suelo.
- ¿A dónde vas tan rápido, marginada? ¿Es que tienes amigos fuera de clase y has quedado hoy? - Jungmin y Jaehyung, otros de los chicos de JB, eran expertos en molestar a todo el mundo por la mínima tontería. Rieron mientras intentaba recoger las cosas que se habían salido de mi mochila.
No contesté, pero siguieron molestándome dándole patadas a mi estuche y tirando mis apuntes al medio de la carretera. Respiré hondo intentando relajarme y no hacerles caso. Si respondía, seguramente se pondrían aún más pesados.
- Anda, mira, qué raro. - dijo Jungmin con ironía. - La cerebrito lleva un libro en la mochila.
Jaehyung se lo quitó de las manos y empezó a ojearlo.
- No creo que te hagan falta estas páginas... - sin dudar, arrancó las hojas del final destrozándolas en pedacitos.
- ¡No! ¡No es mío! - grité. - Lo había pedido prestado de la bibliot...
- Ah, ¿pero puedes hablar? - volvió a burlarse el asesino de mi libro.
- ¿Las cosas insignificantes e invisibles también hablan?
No me di cuenta cuándo la rabia había empezado a intensificarse en mi interior. Tenía ganas de pegarles, de gritarles y maldecir a voces, pero no lo haría. Yo no era así... Y me lamentaba por ello.
- Vámonos. Corre.
Salieron de allí rápidamente dejándome en el suelo. Miré hacia mi espalda y vi al profesor Kim andando en mi dirección con la vista fija en su móvil. Si me daba prisa, no vería todas mis cosas tiradas y se volvería a preocupar. Estaba aún recogiendo los apuntes del acerado pero cuando fui hacia la carretera a recoger el resto, alguien volvió a tirar de mí por segunda vez en menos de diez minutos.
- ¿Dónde crees que vas? - para mi sorpresa, Jr tenía su mano rodeando mi muñeca y me miraba sorprendido. Me señaló la carretera y vi a varios coches pasando a bastante velocidad.
- No me había dado cuenta...
Suspiró y metió todo sin cuidado en mi mochila cerrándola. Miró a ambos lados de la carretera y recolectó las hojas de papel desperdigadas, algunas con manchas de neumáticos, dejándolas en mis manos.
- Gracias. - susurré.
- ¿Qué hacéis vosotros dos aquí? - el profesor Kim ya había llegado a nuestra altura. - ¡Park Jingyoung! ¿Es que ni fuera del colegio vas a dejar de molestar a Alexa?
- No, profesor, él... - para una vez que un chico no me había tratado mal en ese colegio, el profesor Kim lo malentendía.
- Bah. - Jr se metió las manos en los bolsillos y anduvo de vuelta a la puerta del instituto.
- ¿Estás bien, Alexa? - asentí sin dejar de mirar la espalda del chico. Seguía sin saber qué mosca le había picado, pero me había puesto muy nerviosa cuando había visto su mirada preocupada hacia mí. - ¿Puedes volver a casa?
- Sí. Sí. No se preocupe. - hice una reverencia y salí a correr. Ese día me perdería el coloquio. - ¡Hasta mañana!


2008. Seúl. Casa de Nana. [Nana POV]

Llevábamos tres días ignorándonos. Desde la conversación del lunes, ninguno de los dos nos habíamos dignado a decir nada, y mi tía ya empezaba a sospechar que algo había ocurrido. En la cena, que aquel día sí había podido cenar con nosotros, no dejaba de mirarnos aleatoriamente.
- Chicos, ¿va todo bien?
- Sí. - dijimos secamente al unísono.
- Bueno, si vosotros lo decís...
El telefonillo sonó en ese momento dejándonos a todos desconcertados. Me levanté y miré a través de la pequeña ventanita.
- ¿Alexa? - Youngjae se giró en su silla para mirarme directamente por primera vez en el día.
- ¿Es... es la casa de Nana?
- Si, si. Te abro. Sube. Quinto G.
- ¡No! Yo... prefiero hablar abajo. ¿Estás ocupada? - miré mi plato de arroz casi lleno.
- No, bajo ahora mismo. - colgué y me puse una sudadera. Ya refrescaba bastante, no era como el verano continuo de Daegu. - Ahora vuelvo, tita.
- Pero, ¿y la cena?
- ¡Yo lavo los platos ahora! - grité cerrando la puerta principal.
Bajé a la puerta central de los bloques en los que vivíamos por las escaleras. Odiaba los ascensores desde que me había quedado encerrada unos años atrás. Alexa estaba en la puerta mirando al suelo aún con el uniforme puesto y la mochila a hombros. Habíamos empezado a hablar bastante por las mañanas y entre clases detrás de las escaleras del gimnasio porque insistía en que no era bueno que nos vieran juntas. Yo le había repetido que no tenía ningún problema con ello, pero ella se negaba a que se metiesen conmigo "por su culpa". No sabía que ya estaba en problemas con todo el colegio por haber ignorado la oferta de Chae Yeon.
- ¡Alexa-ah! - la saludé con la mano desde la puerta y ella hizo lo mismo.  Se acercó a mí a paso lento.
- Siento venir tan tarde. ¿De verdad que no estabas ocupada? - asentí.
- ¿Qué te pasa? Debe pasar algo cuando has venido a mi casa...
- No es nada, es solo que...
- ¿Tanto me echas de menos cuando no estamos en clase? - bromeé.
- Ya. - me miró con pucheros y me reí.
- Woa... Alexa también levanta la voz. - sonrió y me pasó un cuaderno. - ¿Qué es?
- Me dijiste que me ayudarías a que dejasen de insultarme. - asentí abriendo la pasta delantera. - El año pasado estaba tan cansada que intenté hacer algo como un croquis de con quién tendría que tratar para defenderme.
Tal y como me estaba contando, en las páginas estaba el perfil de todos los alumnos de nuestra clase, y de otros que no conocía. Seguramente antiguos compañeros. Revisé los perfiles hasta llegar al último, donde estábamos Jr, Youngjae y yo, pero los tres incompletos, solo ponía nuestro nombre.
- ¿Quieres que hagamos un plan con esto? - ya estaba dándole vueltas a la cabeza, pero no iba a ser nada fácil siendo yo también una marginada.
- Exacto.
- Necesitamos un infiltrado en alguno de los grupos populares.
- ¡¿Qué?! - Alexa se sobresaltó.
- No podemos hacer esto las dos desde fuera... - me rasqué la sien. - Necesitamos un topo. - cerré el cuaderno y miré a mi amiga. - ¿Has cenado ya? - negó con la cabeza. - Sube. Esta noche te quedas a dormir.
- Pero...
- ¡No hay peros! Llama a tus padres cuando estemos arriba.
No hubo problemas con que Alexa se quedara a dormir. Su padre - luego me enteré que vivían solos en Seúl ella y él - no se opuso, de hecho pareció muy contento con ello. Mi tía tampoco tuvo problema, pero se fue a dormir pronto para madrugar. Youngjae simplemente pasó por el salón sin hacernos caso y se encerró en su habitación.
- Nana-ah. - Alexa señaló la puerta de Youngjae. - ¿Cuál es vuestra relación exactamente?
- ¿Con Youngjae? Es complicado... - cogí aire. - Éramos mejores amigos de pequeños, pero ya no lo somos.
- ¿Por qué?
- Eso me gustaría saber a mí.
- Vale. - cogió el cuaderno que habíamos sacado de nuevo y escribió a mitad de él: "Solucionar problemas con Youngjae."
- ¿Y eso?
- Otro plan. - dijo encogiéndose de hombros.
- ¿Vamos a ser espías o algo así ahora? Haciendo planes para todo... - reí y cogí el cuaderno. - Pero esto es lo primero. - volví a la primera página y empezamos a esquematizar todo.
Saqué el colchón al salón y pasamos casi toda la noche planificando aquello. Era bastante divertido hablar con Alexa de cualquier cosa. Teníamos tantas cosas en común que nos asustábamos a veces de lo parecidas que éramos.
- Son las cinco y media... - bostecé. - Vamos a dormir, mañana toca un día largo.
- Vale.
- Solo tenemos que hacer lo que hemos pensado, ¿call? - Alexa asintió. - Si te hablan:
- Contesto. No agacho la cabeza, ni encojo los hombros.
- Bien. Si te insultan:
- Los miro desafiante o finjo no escuchar.
- Y si eso no funciona:
- Corro por mi vida.
- ¡Muy bien! - chocamos los cinco y nos tumbamos prácticamente a la vez.
Solía tardar bastante en dormirme, por lo que me ponía a repasar cosas que tenía que hacer una y otra vez intentando pensar la mejor forma de hacerlas. Cuando creía que Alexa se había dormido, me habló.
- Nana-ah.
- ¿Mm?
- Nada. Buenas noches.
- Buenas noches.



2008. Seúl. Casa de Nana. [Alexa POV]
Me alegraba muchísimo haberme decidido a ir a su casa. Sabía que nuestro plan no iba a funcionar, yo no podría cumplir las promesas de encarar a JB y los suyos, pero había sido muy divertido planear aquella locura con Nana.
Cuando nos quedamos en silencio para dormir, quise contarle lo que me pasaba por las mañanas en la biblioteca con Jr, pero me arrepentí en el último momento. No es que no tuviese confianza como para contárselo, pero me di cuenta de que ni siquiera yo sabía qué era lo que estaba pasando.
Nana me prestó un uniforme y nos aseamos antes de dirigirnos los tres al instituto. Aunque Youngjae salió quince minutos antes que nosotras, coincidimos en el vagón de metro. Aquel chico era muy extraño... A veces parecía que no le importaba nada a su alrededor; y otras, que se daba cuenta de todo sin tan siquiera fijarse. Muy extraño.
Como fui con Nana al instituto, no llegué temprano como cada día, llegamos prácticamente a la hora de entrar. Sería la primera vez en casi tres años que no pasase por la biblioteca. Me senté directamente y los compañeros fueron llegando. Extrañamente, Jr entró por la puerta delantera de la clase, en vez de por la trasera como hacía siempre. Dirigió una mirada a mi pupitre y salió despedido hacia el suyo marcando mucho los pasos. ¿Estaba enfadado ya desde por la mañana?
- Alexa-ah. - Nana se acercó a mí antes del recreo. - Tengo que preparar la presentación de la siguiente clase con Woohyun. - puso cara de circunstancia. - Nos vemos a la vuelta, ¿vale? - sonreí asintiendo.
Como no pasaría ese recreo con Nana, me fui a aprovechar la lectura. Con mi nueva amiga había dejado a mis libros algo abandonados. Me senté donde siempre y abrí el libro que traía, pero por mucho que intentase concentrarme, no podía dejar de mirar a la puerta esperando que alguien llegase. ¿Desde cuándo me había vuelto así? ¿Ahora esperaba a tener compañía? Y antes solo iba para huir... Suspiré y volví a mirar las páginas.
- ¿Vuelves a ser ruidosa? - la voz de Jr me sorprendió.
Se levantó de los sillones que daban a la otra parte de la biblioteca, por lo que no le había visto. Había llegado antes que yo, o es que se había escabullido sin que me diese cuenta. Con su pose de siempre -manos en los bolsillos- se sentó junto a mí. Ya no era tan incómodo. Habíamos estado así los últimos días, sin hablarnos, pero sentados juntos.
Para mi sorpresa, sacó un libro y lo abrió casi por el principio. Intenté mirar el título, pero lo apoyó en la mesa y se echó hacia delante para recostarse en ella y leer. No pasaron más de diez minutos cuando se giró para mirarme.
- Ahora eres amiga de esa tal Nana, ¿verdad?
- ¿Qué? Bueno, yo...
- No parece mala persona. Deberías seguir con la amistad y olvidarte de lo que pase con JB y Chae Yeon. Aún sin ti, ya se ha metido en problemas con ellos por rechazarles.
- Ya, pero...
- ¿Tanto te gusta estar sola? Sé egoísta por una vez y pásatelo bien. - parecía estar hablando desde la experiencia. Había dejado la mirada perdida.
- No me gusta ser egoísta...
- No es malo depende de por dónde lo mires.- Se incorporó recostándose en la estantería. - Yo lo estoy siendo ahora mismo, y no se siente tan mal.
- ¿Estás siendo egoísta? - asintió. - ¿Por?
- Estoy aquí contigo, cuando JB nos tiene totalmente prohibido hablarte si no es para asustarte o molestarte.
Recordé lo que hablé la noche anterior con Nana: "Di lo que piensas, Alexa. No te dejes intimidar por nada.", y me atreví a preguntarle lo que llevaba pensando desde que me dejó quedarme aquí con él.
- Y, ¿por qué... - titubeé. - estás aquí conmigo?
Tardó unos segundos en responder dejándome tan intrigada que tuve que girarme para mirarle directamente. Sus ojos se clavaron en los míos y se encogió levemente de hombros.
- Supongo que estoy interesado en ti.
- ... - me levanté de la silla y me alejé instintivamente de él.
Había llegado a pensar que Jr no era como los demás del grupo de JB. Él nunca me había molestado directamente, siempre miraba desde el fondo o se iba antes de que terminasen de hacerlo, pero parecía que me equivocaba. ¿Había intentado ganarse mi confianza y ahora pretendía jugar conmigo? "No caigas en esto, Alexa. No otra vez."
- No juegues con eso.
Cogí mis cosas y fui hacia la mesa de devoluciones para devolver mi libro antes de intentar huir, pero cuando fui a volverme, unos brazos me rodearon desde la espalda y vi un libro frente a mí abierto por la mitad. Me encogí por un segundo. Era la primera vez que alguien me hacía eso, era la primera vez que lo veía más que en los doramas de los domingos, y mi corazón parecía al tanto de ello. Bombeaba como si no hubiera mañana, como si quisiese salirse y correr sin que pudiera alcanzarle.
Mis nervios empeoraron cuando la mejilla de Jr se posó sobre la mía y subió, primero mi mano derecha y después la izquierda, hasta la pasta del libro dejando sus dedos sobre los míos. Acarició el dorso de mi mano levemente con su pulgar, y el sonido de su densa voz llegó como una balada a mis oídos.
- "Iba a conseguir que me creyese. Tenía que hacerlo, - empezó a leer las últimas líneas de la página abierta de aquel libro, lentamente. - porque, por una vez en mi vida, estaba siendo sincero."
Cuando quise darme cuenta, Jr ya no estaba a mi espalda ni sujetaba mis manos, pero el calor de su cuerpo seguía calentando mi ropa, haciendo que el mío no dejase de temblar. Poco a poco, el dugun dugun de mi corazón fue aminorando, pero en mis oídos seguía sintiendo sus palabras hacer eco, un eco que me había parecido la más bella melodía.
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